Si todavía te niegas a guardar tu ropa de verano o si ves una foto tuya en la playa y sientes una envidia de ti mismo insoportable, quizás aún estés sufriendo lo que se llama depresión postvacacional DPV. Da igual que hayas vuelto hace más de un mes, comenzar otoño con buen pie no es tan fácil.
Más cansancio de lo normal, menos motivación o energía para hacer cosas que antes de irte de vacas y tristeza (casi que cantas aquello de “ay pena, penita pena”). Son los síntomas típicos de esta etapa que vives cuando vuelves a la actividad habitual, es decir, a levantarte con el maldito despertador y seguir una rutina en la que solo los más suertudos cuentan con una maravillosa siesta. Tú no.
Las personas más propensas a sufrirla son aquellas que no están satisfechas con sus puestos de trabajo, no les gusta a lo que se dedican o lo hacen por obligación sin una motivación como “seguiré en este puesto un tiempo más hasta que este preparada para lo que realmente quiero hacer“. Desgraciadamente, hoy en día encontramos muchas personas en esta situación.
Pero antes de seguir, te voy a contar una curiosidad: ¿Sabías que existen sociedades en las que el síndrome post vacacional no existe? Como lo oyes. El truco está en cómo se valora el trabajo o la actividad a la que te dediques. Si consideras que tu trabajo es una obligación, es negativo y te supone un sacrificio, es normal que te cueste volver a ello (sino, tienes súper poderes y necesito urgentemente que me los enseñes. Abajo mi contacto, escríbeme). Si perteneces al resto de los mortales te lo explico, las poblaciones en las que no existe la DPV ven el trabajo como una actividad creativa, con sentido en sí misma y gratificante para el que la realiza.
Y me dirás, ¿qué puedo hacer para superar mi depre postvacacional? He aquí unos consejos que también son aplicables para afrontar mejor los lunes:
- Lo que sientes está precedido por lo que piensas. Según la psicología cognitiva, para cambiar una emoción, en este caso negativa, hay que modificar el pensamiento negativo o catastrofista que lo provoca. Si eres de las personas que consideras que esto no tiene nada que ver contigo quizás tus pensamientos catastrofistas se hayan hecho tan automáticos que ni te das cuenta de que existen en tu cabecita. Haz la prueba, obsérvate y cuando experimentes una emoción desagradable pregúntate: ¿por qué me siento así, qué estoy pensando? Una pista, si tus respuestas contienen un “siempre, nunca, todo, nada, malo, si él/yo hubiera, debería…” es que necesitas reajustarlos. Intenta eliminar estas palabras extremas por un “quizás, a lo mejor, podría, no siempre, puedo intentarlo…”.
- Mímate y haz caso a la psicología conductual según la cual un estímulo se puede condicionar y hacerlo positivo cuando era negativo o al revés (siempre que hablemos de algo que en un principio es neutro). Mmmmm, que no te has enterado ¿verdad? Perdona, le doy al pause al modo psicóloga redicha y friqui. ¿Recuerdas las sociedades sin depresión post vacacional? ¿Cuál será el truco? Han hecho del trabajo algo positivo, una situación agradable. Mientras que para ti es lo contrario. Así que dale la vuelta a la tortilla y haz lo que puedas con tu trabajo pero introduce toques que te gusten, que lo hagan más placentero para ti. Por ejemplo, ¿te gusta el café o el té? Lleva lo que necesites a la ofi para poder tomarte uno cuando te apetezca. Redecora tu oficina y pon cosas que te agraden como una flor, un ambientador o la foto de tu lugar preferido. Y lo mismo con tus rutinas fuera de la ofi. Para tus tardes, ¡date la mejor noticia! Aún puedes utilizar tu bañador, ¡sí! Si tanto te gusta el agua y te relaja, busca una piscina climatizada y nada un buen rato. Además de relajar tu mente hará lo mismo con tu cuerpo, y encima te estás bañando con tu biquini o bañador. No puede ir mejor la cosa.
- Aporta cosas positivas a tus compañeros, halaga las cosas que crees que han hecho bien y dale importancia. Prepara alguna que otra sorpresita para él o ella. Una idea, imprime los típicos mensajes motivadores preciosísimos de internet de un tal Mr. no se qué y déjaselo en su ordenador para que lo vea al día siguiente. Este cariño tiene efecto boomerang y es genial.
- No te ahogues tú mismo poniéndote mil cosas para hoy (que si encima es lunes la cuesta se hace mucho más empinada). Reparte los deberes entre los días de la semana y ve más desahogada. Si ves que no eres capaz de hacer alguna, pide el comodín del público y delega. Si alguien te propone algo que no le ves sentido di NO (no es imposible, pruébalo).
- Acuéstate por la noche y sal de la cama por la mañana antes de lo que lo haces ahora. Notarás mayor descanso y comenzarás el día más tranquilo. Con despertarte 15 minutos antes lo notarás.
- No te sientas mal por estar cansado físicamente. Cuando cambias de actividad tu cerebro necesita prestar más atención y utilizar más recursos hasta que se vuelva a acostumbrar. Por eso gastas más energía a lo largo del día. Escucha a tu cuerpo, no te mortifiques y duerme más horas.
- Haz una actividad al día que te ayude a desconectar: dar un paseo, hablar con amigos, meditación, relajación. La natación que hemos hablado antes también sirve.
- Y el último y más importante, acéptalo. Guarda tus sandalias y ponte tus botas o zapatillas preferidas. Hazte un look antiestrés con el que te sientas genial y sal a comerte el mundo. Si en realidad lo piensas, el invierno también tiene sus cosas buenas (y ojo, también sus vacaciones ;-D).
Sonríete y sé feliz.