El boom de la comida orgánica

El boom de la comida orgánica

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De un tiempo a esta parte, la comida orgánica o natural está de moda. Las mismas compañías que ayer nos incitaban a comer sus productos convencionales, hoy nos insisten en una dieta sin aditivos químicos, ni sustancias de orígen sintético. Una fórmula mágica que nos hace sentir mejor, cuando regresamos a casa con una compra de alimentos cuya etiqueta indique “organic”, “ecológico”“natural”. Sin embargo, en este mundo saludable no todos son beneficios, pues el más afectado es nuestro bolsillo con el elevado coste de los productos ecológicos.  Es por ello que, algunos agnósticos ponen en tela de juicio el negocio de las compañías alimentarias.

 Más saludable…

Es cierto, la comida orgánica tiene más vitaminas, minerales. Los consumidores, en especial los niños se benefician de mayores nutrientes. Según una investigación, realizada por el Journal of Agricultural and Food Chemistry aportó que la comida ecológica, tiene niveles más altos de antioxidantes los cuáles preveen el envejecimiento prematuro y enfermedades como el cáncer.

Cuidado del medio ambiente…

Es cierto, la producción agrícola se relaciona con el desarrollo sostenible, por lo que preserva la fertilidad en los terrenos de cultivo y ahorra energía. Así también, reduce los niveles de contaminación.

Más económico o más costoso…

Son productos más caros. Sólo con la etiqueta mágica de organic”, “ecológico”, “natural”  cuesta casi el doble.  Las grandes coorporaciones lo justifican en los procesos industriales del producto, esto se debe a que los animales no son expuestos a las hormonas, mientras que los vegetales y frutas están libres de pesticidas y químicos.

Entonces si todo son beneficios ¿cuál es el problema?

El problema es que muchas de las compañías del Big Food son las más interesadas en que comamos sano. Un marketing abrumador sobre estos productos ecológicos, el cuál genera que los consumidores estén dispuestos a pagar más por un producto con la etiqueta de “orgánico”.

Al final, es el consumidor quien tiene la última decisión en un mundo moderno con regreso a natura. Sin embargo, siempre te queda la mejor opción: un hibernadero propio para hacer crecer tu propio alimento o comprar tus productos de una huerta cercana que conozcas.  Y si te fías de tu supermercado ¡adelante!. Ya sabes que siempre estará el efecto placebo.

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