Había una amistad muy profunda que unía a Salvador Dalí y Walt Disney. Tanto, que un día decidieron combinar sus mundos para crear un bonito proyecto juntos: un cortometraje de nombre Destino.
Seguramente por miedo a la incomprensión del público de aquel momento, este corto permaneció en la sombra durante 50 años. Cuando Roy Edward Disney, hijo de Walt Disney, lo encontró tiempo después, fue cuando decidió que esta historia debía de ver la luz. Un corto donde el Dalí y Disney se dan la mano para llevarnos a un mundo surrealista lleno de sensaciones y donde no falta una banda sonora que, seguro, te recordará a más de una escena Disney.
En este relato visual no existen príncipes azules pero sí está presente la magia, mucha magia, toda aquella magia que caracterizaba las obras que creaba el artista surrealista.
Y ahora, te dejamos con Destino.